Absurdo sería responder esta pregunta
con la afirmación: “YO NO PEDI NACER”.
La realidad es que en el momento mismo de haber sido expulsados de las entrañas de nuestra madre, adquirimos una serie de responsabilidades, obligaciones, derechos, autonomía, libertad moral y ética. Es decir en ese instante nos convertimos en seres humanos que a la larga tendremos la facultad de defender lo que nos hace o hará felices, eso, claro le pasa a la mayoría pero que sucede con esas minorías.
¿Qué sucede con aquellos hombres o mujeres que no son libres?, ¿Quién está a cargo de defender sus derechos?, Desafortunadamente nadie.
Los gobiernos, fingen ayudar pero en realidad solo se dedican a elaborar políticas paternalistas. Ese asistencialismo ruin ha hecho que uno se conforme con las limosnas que dan.
Pero cuanto gastan los grandes políticos en sus necesidades?, nada más basta recordar las sábanas y toallas de miles de pesos que usaba “doña Martita”.
Y los ejemplos podrían seguir.
Pero ¿por qué no apostarle a la verdadera justicia?, ¿por qué no apostarle a la equidad de género?, ¿por qué no apostarle a evitar la explotación infantil?
Pues porque eso no deja.
La realidad es que en el momento mismo de haber sido expulsados de las entrañas de nuestra madre, adquirimos una serie de responsabilidades, obligaciones, derechos, autonomía, libertad moral y ética. Es decir en ese instante nos convertimos en seres humanos que a la larga tendremos la facultad de defender lo que nos hace o hará felices, eso, claro le pasa a la mayoría pero que sucede con esas minorías.
¿Qué sucede con aquellos hombres o mujeres que no son libres?, ¿Quién está a cargo de defender sus derechos?, Desafortunadamente nadie.
Los gobiernos, fingen ayudar pero en realidad solo se dedican a elaborar políticas paternalistas. Ese asistencialismo ruin ha hecho que uno se conforme con las limosnas que dan.
Pero cuanto gastan los grandes políticos en sus necesidades?, nada más basta recordar las sábanas y toallas de miles de pesos que usaba “doña Martita”.
Y los ejemplos podrían seguir.
Pero ¿por qué no apostarle a la verdadera justicia?, ¿por qué no apostarle a la equidad de género?, ¿por qué no apostarle a evitar la explotación infantil?
Pues porque eso no deja.
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